THE ONE MILLION DRY MARTINI CELEBRATION

THE ONE MILLION DRY MARTINI CELEBRATION
Javier de las Muelas con los bartenders en el DRY MARTINI

lunes, 19 de abril de 2010

Con Dinero y sin dinero yo SIGO SIENDO EL REY






Historia del DRY MARTINI por José Alfonso Castro Gómez.

Asociación de Cantineros de Cuba


La historia del hombre y de la humanidad forma parte inseparable de todos los individuos que vivimos en este siglo.
Siempre tenemos algo que contar, algo que escribir, algo que decir, porque en nuestro paso por la vida la vamos transformando y esto se va trasmitiendo en generaciones y cada una de ellas hace eco de lo trasmitido. Algunos engrandecen los acontecimientos, otros los minimizan y lamentablemente muchas de las grandes cosas del pasado, llegan a nuestro día totalmente tergiversadas, lo que en muchos de los casos nos resulta imposible emitir un juicio final y certero.

Fundamentalmente esto ocurre con los grandes hechos, las grandes inventivas del hombre, los más vastos descubrimientos, pues hoy en día no tenemos la más mínima referencia y exactitud de su origen, lugar de nacimiento, creador, inquietudes o inspiración.

El Dry Martíni cóctel es un de los ejemplos mas prominentes. Cientos de historias adornan su existencia y aunque un notable colega manifestara que las historias de barman son verdaderas, resulta difícil adivinar cual de tantas enmarca su verdadero origen.

¿Qué nos cuenta la historia?

Una de tantas versiones manifiesta: El cóctel Dry Martíni es una invención del barman Thomas Stuart, quien realizaba oficio en el American Bar del hotel Savoy, ubicado en la popular ciudad de Londres. Este señor, en fechas tan remotas como 1886, se le ocurrió mezclar ginebra Plymounth y Vermouth Francés Noilly Prat, adicionándole además corteza de limón y por su puesto, hielo. Al revolver varios segundos y servir, quedo ilusionado con la mezcla. Había nacido un agradable cóctel, muy seco, pero gran aperitivo.

Otra versión nos traslada hasta la centenaria Italia, cuna de grandes mezclas y también de grandes bármanes. El imperio romano se ocupó en su momento de dominar casi la totalidad del viejo mundo, los italianos, a partir de ese legado histórico, no han perdido la costumbre de conquistarnos no solo con su coliseo, las sabrosas salsas, los espaguetis, la moda y un cine maravilloso, sino con grandes cócteles y exquisitas bebidas que invaden los mas variados bares del mundo. Como padres del Vermouth, también se supone hayan inventado el Dry Martíni, pues uno de sus aperitivos clásicos tiene por nombre el apellido del cóctel.

Una versión un poco mas belicista, enmarca el nombre del cóctel con un fusil Británico, el Martíni&Henry, en los tiempos en que el imperio británico tenia bajo su puño un número indeterminado de colonias, que eran en definitiva, las que mantenían los gustos más refinados de una alta burguesía en el poder.
Pero al otro lado del gran océano no querían perderse el pastel de la gran fiesta y los norteamericano (como de costumbre), intervienen para llevarse el gato al agua.

Se dice que el cóctel es oriundo de Norteamérica, específicamente de la exótica ciudad californiana, en los tiempos en que la fiebre por el oro no era una enfermedad, sino una obsesión. Miles de forasteros se reunían en torno a las minas del preciado metal para poder encontrar algunas ¨pepitas¨ que cambiaran el curso de su miserable vida, pero si no encontraban oro en las minas, podían convertirse en bármanes y crear un cóctel en el bar del señor Julio Richelieu, en el pueblo de Martínez, aledaño a la bahía de San Francisco, donde se ofrecía una recompensa en oro, al mejor cóctel de la casa y se bautizaría posteriormente con el nombre del pueblo. Allí surgió el cóctel Martínez, que con el tiempo y sin una explicación todavía convincente se cambio el nombre por Martíni.


Jerry Thomas fue un gran barman, pero su mayor merito, o al menos por lo que la historia mas lo ha acogido es por la publicación de su obra y a su vez el primer libro de cócteles ¨The Bartender's Guide¨ en 1862, donde se narra sobre una receta facilitada por un forastero, en 1860, que casualmente iba de visita al pueblo Martínez. Pero esta receta aparece en 1887, en una nueva actualización con el nombre de ¨Martinez Cocktail¨, en una combinación de ginebra Old Tom, Vermouth, gotas de bitter y marrasquino. Aquí solo tenemos alguna relación con el nombre de Martínez, porque en cuanto a la receta, sencillamente me parece que estamos en presencia de otro cóctel, porque el rey no lleva gotas amargas y mucho menos marrasquino.

No sabemos exactamente de donde el señor Thomas tomó la receta, pues en fechas posteriores a la publicación de su obra aparece en un manual publicado en 1882 ¨Harry Johnson’s Bartenders’ Manual¨ con el nombre de Martíni Cocktail y en otro manual posterior, 1884, ¨ The Modern Bartenders’ Guide¨, de O. H. Byron.

Norteamérica continúa a la vanguardia, pero esta vez trasladándonos a un nuevo siglo. El hecho se desarrolla en el hotel Knickerbocker y es 1910. Hay un cliente muy importante que se siente un tanto inapetente y solicita al barman en turno nombrado Martíni di Arma di Taggia que le preparara algo distinto y que a su vez lo reanimara. El señor no era nada mas que John D. Rockefeller y el barman, muy solicito abraco una botella de vermouth francés, agrego ginebra y sirvió un tanto nervioso el nuevo cóctel. El multimillonario probo, volvió a probar y finalmente quedó encantado. Como recompensa lo popularizó entre el circulo de sus amigos, que ya de hecho, era suficiente.
Pero la versión de Rockefeller no podía terminar así, surgiendo otra en el hotel Kilmanac, donde un barman francés de nombre Martín, que también utilizaba el vermouth francés ideo el cóctel para el ilustre cliente, recibiendo en cambio la sensacional cifra de 25 centavos de propina. Sin dudas un gran coctel y una tentadora propina de manos de uno de los hombres mas ricos del momento y aunque la historia no lo recoge, suponemos que al terminar la jornada laboral, el carismático barman francés corriera al puesto más cercano a comer una hamburguesa, mientras el señor Rockefeller cenaría (con gran apetito), una opulenta cena en un lujoso restaurante de la época.

Continuamos el viaje por los Estados Unidos y regresamos a San Francisco, donde un barman que laboraba en cualquiera de los cientos de bares, tenia por costumbre poner a sus nuevas creaciones el nombre del cliente, entonces un día se le acerca un inquilino y le pide un combinado, pero para cuando el barman va a servirlo ya el hombre se había marchado y solo conocía un detalle, que se dirigía al ya mencionado pueblo de Martínez, entonces, sin vacilar un segundo, puso por nombre Martínez a la nueva creación. Se cuenta además que los ciudadanos del poblado Martínez, haciendo eco de la historia, asumen muy en serio la paternidad del cóctel y cada año en primavera celebran grandes fiestas en honor al Dry Martíni Cocktail.
Y así podemos pasarnos gran parte del tiempo resumiendo historias, pero no es nuestro objetivo, pues de una forma u otra ya el cóctel esta ahí, vive con nosotros, forma parte de nuestra cultura e idiosincrasia. No importa si fue en Roma, Barcelona, Londres, Paris, New York e incluso Moscú o Tokio. No importa si el nombre o apellido del barman fue Martínez, Martín o algo similar. El Dry Martíni cóctel llegó para quedarse, esta presente y será futuro. Forma parte de la historia, pero es un cóctel muy de moda, consumido por millones de personas en el mundo, unos por pasión, otros por necesidad, otros por curiosidad, pero en definitiva, cuando se menciona la palabra cocktail, casi todo el mundo piensa en un Dry Martíni. Es el numero uno, es sencillamente, el rey.

Muchas otras personalidades históricas, importantes y celebres han estado también ligadas al cóctel o en mas de una ocasión levantaron su copa para brindar. El Rey Alfonso XIII, Stalin, Roosevelt, Nikita Jruschov, Winston Churchill, quien aconsejaba que debía beberse seco-seco y prepararlo en presencia de una botella de vermouth seco, sin dejar de mirarla fijamente. El cine, la literatura, el teatro y muchas otra manifestaciones artísticas se han manifestado a favor del combinado, así como numerosos artistas populares. Recordemos a Humphrey Bogart, Frank Sinatra, Sammy Davis Jr., Peter Lawford, Joey Bishop, Dean Martin, Ava Gardner, Elizabeth Taylor, Marilyn Monroe, Ernest Hemingway, Dorothy Parker, William Faulkner, Truman Capote o el infiltrado agente 007, James Bond, quien por razones que desconozco lo prefería agitado antes de revuelto y nada menos que con vodka.

Al surgir la 18ª enmienda de la Constitución de los EEUU, conocida mundialmente como la ¨Ley Seca¨ en los glamorosos años 20, se produce un considerable declive en la producción y consumo de Dry Martíni en Norteamérica. Su popularidad no solo decae por la prohibición de ingerir bebidas alcohólicas sino porque se hace muy escaso conseguir los ingredientes. Prácticamente se bebía lo que caía en las manos y eso que caía en las manos no precisamente era lo mejor. Las cifras de la época resultan impresionantes al referirse a los miles de muertes por intoxicación y consumo de bebidas de muy dudosa procedencia.
Otros países, en cambio se beneficiaron con esta absurda ley, entre ellos - por solo citar un ejemplo – Cuba, por la sencilla razón que miles de turistas del norte, muy sedientos, llegaban a aeropuertos y puertos cubanos en busca de un refrescante cóctel. El desarrollo de nuestros bares y nuestros bármanes fue impresionante, como también nuestra cocteleria domestica.
Al levantarse la prohibición, en 1933, el consumo del cóctel tuvo momentos de gran esplendor, encabezados por Franklin D. Roosevelt, que tuvo la osadía, - en una manifestación abierta de desprecio por la ley - de prepararse en publico un delicioso Dry Martíni.

Todos los grandes clásicos tienen múltiples imitaciones, nuestro cóctel, no se queda atrás.
Se ha experimentado en diversas maneras mezclas semejantes o imitativas, sin llegar hasta el momento ninguna de ellas a superar el alto grado de popularidad del Martíni cóctel.
Para gusto se han hecho mas que los colores las personas y no cabe dudas que algunos prefieran el vodka en sustitución de la ginebra, ¨Vodka-tini¨, o mayor y/o menor proporción de gin y vermouth, con la aceituna, con limón, con piel de limón o naranja, mas helado, beber un llamado ¨Martini Sucio¨ combinándolo con una pequeña dosis del agua que acompaña las aceitunas, un ¨Martíni Perfect¨, añadiéndole la misma proporción de vermouth dry que rojo, ¨Martíni Sweet¨, sustituyendo el dry por dulce, ¨Smoky Martíni¨, con un float de whisky por encima, ¨Cajun Martíni¨, se usa gin infusionado con pimientos jalapeños y vermouth seco o un ¨Gipson¨, sustituyendo la aceituna por una cebollita.
Las nuevas tendencias que revolucionan continuamente el mundo de los cócteles también han acechado al Dry Martíni, pues hoy en día los Mixologos toman la receta y la transforman en algo increíble. Por ejemplo, gracias a la incansable labor investigativa del barman español Javier de las Muelas, podemos hoy deleitarnos con un ¨Dry Martíni Frappes¨ con maceraciones naturales y congelación de alcoholes a alta graduación. Otras técnicas aplicadas a la mimología posibilitan la sensación de masticar el cóctel en vez de beberlo y crear en torno a el una atmósfera fantasiosa, como si estuviéramos en presencia de un acto de ilusionismo de David Copperfield.
El Dry Martíni Bar de Barcelona, propiedad del ya mencionado profesional Javier de las Muelas, esta a punto de lograr un acontecimiento histórico y revolucionario - porque no - en la coctelería, alcanzando el millón de cóctel Dry Martíni vendido. Esto es un importante aporte a las mezclas de bebidas mundiales y una muestra sin precedentes de constancia y ardua labor. De las Muelas merece un reconocido homenaje, al igual que el fabuloso equipo que durante años lo acompañan, de manera anónima, ofertando con sus manos obras de arte, de amor y placer, sabiendo conquistar hasta el paladar más refinado que se aproxima a la barra del cosmopolitan bar español.
Las personas que piden un Dry Martíni en cualquier bar del mundo nunca van a beber el mismo o bien porque cada barman mantiene unas determinadas proporciones o porque la idea del cóctel que usted desea viaja en su mente y solo usted puede logarla. Hay una controversia muy grande en torno a las cantidades de vermouth, o bien una por cinco de ginebra, una por nueve, una por diez. Otros depositan la pequeña dosis de vermouth en el mezclador, adicionan hielo y escurren, para luego verter la ginebra, la que solo recibirá el perfume que ha quedado impregnado en el hielo y las paredes del cristal, al estilo de Luís Buñuel. Hemingway, en uno de sus clásicos ¨Al otro lado del rio y entre los arboles¨ nos recuerda el estilo ¨Monty¨, con una mezcla de quince partes a una.
En el bar donde trabajo no preparamos cantidades de Dry Martíni, generalmente la mayor parte de nuestros clientes vienen del Canadá y son mucho mas adictos a los cócteles tropicales, sobre todo, cócteles recientes que de un año a otro se ponen muy de moda, como el ¨Sex on the Beach¨, ¨Miamy Bay¨ y frozzen a base de los mas variados licores.
Con relación a este cóctel tengo una anécdota muy curiosa, pues en la temporada turística del 2009, se me acerca un cliente español a la barra y me pide algo para beber antes de cenar. Le pregunto si quiere algo en particular o desea que le oferte algo a mi gusto.
Me responde: ¨cualquier cosa, pero que sea alcohólica. Casualmente minutos antes yo había preparado un Dry Martíni, por lo que todavía tenía a mano las bebidas y aceitunas. Sin pensarlo eché manos y prepare otro.
Cuando el cliente lo bebió, no hizo más que ofrecerme una irrespetuosa mueca y acto seguido me pregunta ¿Qué me has preparado aquí, un cóctel molotov? Sin dudas me tuve que reír y explicarle que era un Dry Martíni, pero el no lo conocía, nunca había bebido algo similar. A duras penas le dio un segundo sorbo y ya mas relajado un tercero. Al cabo de algunos minutos lo veo con la copa en alto llamándome y cuando me acerco me confiesa, ¨Oye, esto esta de puta madre, pero sabes que, prepárame otro¨. Cuando a mi cuenta iba por cinco, le sugerí que fuera a cenar, pues se hacia tarde y podían cerrarle el restaurante.
Hace unas semanas atrás, un cliente ingles me pide un Martíni cóctel y a su lado había otro de nacionalidad rusa, al marcharse el primero el ruso me cuestiona en un pésimo ingles sobre lo que había preparado. Entonces me dice que quiere uno igual, pero que le adicionara un poco del licor azul de una botella que había en los estantes (Curaçao azul), cuando comencé a revolver la mezcla, le adicione unas cinco a seis gotas de curaçao y ese fue el primero de los cerca de veinte cócteles que bebió en los días que estuvo hospedado en el hotel.
El Martíni Dry cóctel es sin dudas una bendición, algo que mucho antes de los bármanes que se suponen le dieron vida, fue consumido por los dioses. Un cóctel que las tiene todas a ganar, formula sencilla, transparente, delicada, aromática, redonda, perfecta. Una mezcla ya centenaria, orgullo de muchos bares, de muchos bármanes y de muchos consumidores.
Un día habrá de realizársele un monumento o lanzarlo al infinito en algunas de esas naves espaciales que envían con maquetas de humanos, formulas matemáticas y algunos objetos alegóricos al planeta tierra. Pienso que si realmente el cóctel surgió en los Estados Unidos, ¿por que cuando invadieron por vez primera la luna, al lado de su bandera, no colocaron una copa con Dry Martíni cocktail?. Un detalle imperdonable.
Por ultimo, una cosa más, si bebes el cóctel, disfruta el primer sorbo, pero sobre todo, disfruta muchísimo el último. Ese es el gran suspiro y el maravilloso regalo que llevaras más allá de nuestra vida.

16 de Abril, 2010.





1 comentario:

  1. MUY BUENA HISTORIA MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIRLA.
    UN FUERTE ABRAZO
    FEDERICO CUCO

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